Matías de la Fuente

En el mundo de las organizaciones como en la vida misma, todo es Aprendizaje

¿Todo es aprendizaje?

  • Mis ventas bajaron un 50 %… ¿Qué aprendo de eso?, si la economía del país está en picada….
  • Mis colaboradores no me hacen caso… son unos irrespetuosos… El problema es de  ellos!
  • Fracasé en un producto que lancé al mercado. ¿Qué puedo aprender de eso? La gente no sabe aprovechar mi producto…
  • La demanda aumentó y no doy abasto con la mercadería en stock. Esta oportunidad de crecimiento no la estoy aprovechando, vino en un mal momento…
  • Mi plataforma comercial está quedando obsoleta, necesito cambiarla… pero que pasa si la que compro es pero, la gente no se adapta…

Todo el tiempo estamos dándole sentido y significado a las cosas que nos pasan. Permanentemente nos justificamos con argumentos, basados o no, en hechos reales o experiencias que sacan a la luz las creencias, dándonos cierta seguridad o estabilidad (algunas veces falsa y a corto plazo).

Muy a menudo tomamos la posición de juzgadores de la vida y proyectamos las culpas en otras personas, en situaciones del entorno o a la mala suerte.

Los “programas” o creencias que vamos adquiriendo desde la niñez condicionan a creer que tenemos poco poder de intervención en los acontecimientos de la vida diaria; por ejemplo: un niño de cuatro años va caminando por el comedor y de repente se golpea con la mesa. ¿Y qué le dice la madre/padre?… “mala la mesa”. Le echamos la culpa al afuera (mesa).

Al descubrir este papel de Juzgador de la vida, podemos aprender que existe otra manera de contarnos historias, o mejor dicho, ¡realizarlas!; historias más habilitantes, historias de éxito, historias que nos llevan a creer en nosotros mismos.

Podemos empezar a aprender a ser nuestros propios Aprendices de vida preguntándonos: ¿Qué me gustaría que pase en esta situación?, ¿Cómo lo voy a lograr? ¿Qué necesito para cambiar las cosas? Etc….  

Las preguntas bajo una actitud de protagonista o aprendiz, ayudan a cambiar el foco, nos ayudan a buscar una solución, ayudan a salir de la queja permanente y del mal humor y nos permite ir despertando el “instinto” investigador y de superación.

Las respuestas que debemos develar para formar nuestra guía son: El PARA QUÉ de la situación. ¿Qué puedo aprender de esto? ¿Qué puedo cambiar del “producto” (situación) que no funciona? , ¿Qué me pasa a mí con los cambios? ¿Qué siento?, ¿Qué cosas ganaría con esos cambios?, ¿qué cosas perdería con ellos? ¿Qué me impide cambiar?… etc.

La persona que entiende el éxito busca el “Ganar – Ganar”, construye relaciones basadas en la confianza, escucha para encontrar opiniones en común, su discurso busca solucionar problemas y prevenirlos, acepta la diversidad, es reflexivo y curioso. Valora el no saber, y de esta manera se da la posibilidad de aprender de otros o buscar nuevos recursos.

Es importante observarnos de qué manera vemos las cosas habitualmente. Es una cuestión de elección; elegir actuar desde el modo que queremos conducirnos.

Para cambiar el Modelo del “Juzgador”, una opción posible es hacernos mejores preguntas; estas preguntas impactan en nuestras emociones, nos habilitan para escuchar y predisponen al aprendizaje.

Te propongo cambiar las capacidades que no te convencen y que pases de ser juzgador a Aprendiz.

Te invito a que comiences esta experiencia de cambios y que por 60 días, en cada situación que te encuentres en modo Juzgador, pases al Modo Aprendiz preguntándote:

¿Qué me gustaría que pase en esta situación? Y ¿Cómo voy a  lograrlo?

Y comienza el gran viaje hacia tus objetivos deseados.

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